Si a los que me conocéis desde hace menos de cuatro años os contara como era yo antes, probablemente no os lo creeríais.
Nada extrovertida, con miedo a decir lo que pienso, conformándome con todo lo que se me imponía y sobretodo muy muy muy, terriblemente tímida.
Simplemente me dejaba llevar y todo me parecía bien y si no, callaba.
No me mal interpretéis, no era estúpida ni paradita, pero simplemente no me gustaba estar por delante de nada ni nadie. Miento, si que me gustaba, pero no me atrevía a estarlo.
Hasta que cambié de chip. No cambié de personalidad ni dejé de ser yo misma: Carolina siempre es y siempre ha sido igual.
Dejé que mi verdadera personalidad saliera, se dejara ver y pasara por delante.
No sé si era el ambiente de falsedad y opresión que se vivía en general en mi antiguo colegio (sin contar mi maravilloso grupo de amigas, ¡claro!) que no me dejaba ser yo misma o simplemente era yo que no dejaba salir mi personalidad por miedo a ese temido "qué dirán".
Pero lo importante es que finalmente me abrí a todo y a todos. Poco a poco empecé a decir lo que me molestaba, lo que pensaba, lo que opinaba sobre distintas cosas... Sin pensar qué le parecería a la persona que tenía al lado. Empecé a vestir como me gustaba, sin plantearme si era "demasiado" o si iba a gustar. Empecé a contar mis gustos, mis proyectos, mis pensamientos, sin miedo alguno.
Y no tenéis ni idea de qué sensación más fantástica. Sensación de sacarse un peso de encima, sensación de libertad y de independencia. Yo soy yo, y al fin y al cabo, solo me tengo a mi. ¿Por qué esconderse y pretender ser algo que no eres? No te gustas de esta forma, y tienes que gustarte. Porque si no estás cómodo con como eres, no vas a poder estar nunca bien del todo con los demás.
Primero tu, luego los demás. Suena egoísta, sí, pero si pones a los demás por delante de ti, ¿quién se preocupa por ti? Tú y solo tú sabes lo que te hace feliz y lo que necesitas. Así que tú te ocupas de eso y cuando alcances esa confianza y esa felicidad, podrás transmitirla a los demás, no antes.
Así que atrévete. Atrévete a ser tú mismo y tú misma. Porque no hay dos como tú. Todos somos únicos e irremplazables. Porque, ¿qué más da lo que piensen los demás? De verdad, a esa chica que acaba de pasar por tu lado y te ha mirado mal... ¡no la vas a volver a ver en tu vida, afortunadamente! Así que, ¿por qué te vas a reducir a eso? ¿Por qué te vas a preocupar de las críticas y la opinión externa si tú tienes la certeza de que te sientes bien así?
BE YOURSELF, EVERYONE ELSE IS TAKEN!